lunes, 2 de mayo de 2016

Cómo vivir con alguien que sufre de ansiedad

Cuando hablamos de trastornos de ansiedad y ataques de pánico, casi toda la información que se ofrece en la web se orienta a brindar apoyo a las personas que están viviendo o padeciendo la condición. Sin embargo, como suele ocurrir con cada padecimiento de salud que afecta al individuo, el núcleo familiar y relacional de la persona afectada es tocado de forma directa. 

Ver a un ser querido, bien sea un familiar o amigo, enfrentarse a una situación de ansiedad es muy complejo. Desde la racionalidad de quien no experimenta los síntomas es casi un tema surrealista. El deseo de ayudar puede incluso transformarse en una fuente de presión innecesaria. Los familiares y amigos de una persona con ansiedad sienten la necesidad de buscar respuestas, aportar soluciones y librar a ese ser querido de su padecimiento, pero la verdad es que la salida no depende de ellos y este es el primer gran aprendizaje.

Lo primero que debes hacer como familiar o amigo de alguien con ansiedad es informarte, para así comprender que este trastorno genera en quien lo padece una serie de reacciones físicas que son reales y cuyo origen puede o no ser fisiológico.  Hoy sabemos, gracias a la neurociencia, que existe ansiedad producto de desordenes bioquímicos y también existe ansiedad producto de factores psico-emocionales y en ambos casos, quien padece la condición experimenta manifestaciones de sudoración, hiperventilación, palpitaciones, dolor u opresión en el pecho, temblores, nauseas y espasmos entre otras.

Los 7 pasos del acompañante

1. Si el ataque ocurre en tu presencia, ayúdale a respirar, intenta en todo momento mantener la calma y demostrarle cariño. Muéstrale con tu actitud que estará mejor en poco tiempo.

2. No intentes explicar o racionalizar el tema. De nada sirve que le digas a la otra persona que no está ocurriendo nada, porque sí está ocurriendo. Y aunque el origen de las sensaciones no sea fisiológico, los síntomas sí lo son.

3. Es común que una persona con un ataque de ansiedad o pánico verbalice lo que siente y generalmente lo que siente le hace pensar que está teniendo un infarto. El mejor apoyo que puedes darle, luego de pasar la crisis,  es invitarle a realizar una cita con un especialista en cardiología y acompañarle a la misma.  Si todo sale bien y el informe médico es satisfactorio, entonces puedes usar esta información con tu amigo o familiar para construir frases como: “Recuerda que afortunadamente tu corazón es fuerte y que los exámenes que te hiciste salieron muy bien”.

4. No intentes salvar a la otra persona y esto es muy importante. Primero, la otra persona no necesita ser salvada y luego esa no es tu función. Sé que esto cuesta comprenderlo pero tú no tienen ningún control sobre la vida, las emociones, las percepciones o los padecimientos fisiológicos de otro.

5. Invita a tu amigo o familiar a buscar ayuda profesional pero NO le hagas la cita. Puedes ofrecerle opciones, darle un listado de alternativas entre las que pueden estar psicólogos, psiquiatras, terapistas holísticos, life coach. Entiende que la elección debe hacerla él o ella de acuerdo a su sistema de creencias y la comodidad y confianza que le inspire cada una de estas disciplinas.

6. No dejes por ninguna circunstancia de hacer tus actividades o cumplir con tus obligaciones por salir a socorrer a tu amigo o familiar. Esto es quizás lo más fuerte de experimentar, pero cuando los ataques de ansiedad son repetitivos quienes lo padecen buscan anclarse en un puerto seguro y generalmente ese eres tú. Tampoco dejes de hacer tus actividades o vivir experiencias por esa otra persona.  Si hoy habían programado ejecutar una tarea juntos  y  lamentablemente esa persona no se siente bien, no realices reproches, sé empático y manifiéstale que respetas su estado físico e incluso  su deseo de no ejecutar la actividad,  pero tú sí debes realizar la agenda previamente acordada, así sea en solitario.

7. Los familiares y amigos de las personas que sufren de ansiedad son blanco fácil de los juicios. Si no entiendes la situación puedes juzgar sin querer a este ser querido y esto en vez de ayudarlo lo perjudicará. Pero también puedes verte afectado por los juicios de otros.  Cuando acompañas a alguien con algún padecimiento se producen solidaridades automáticas que intentan favorecer a la persona que es considerada como la más débil. El entorno suele empatizar con facilidad con el que sufre y ejercer presión sobre quienes le acompañan. 

Bien porque el origen del padecimiento de la persona que sufre ansiedad sea bioquímico o psico- emocional,  el afectado debe tomar acciones para mejorar su condición y el primer paso para comenzar a sanar es adquirir autoconciencia y esta no se produce si otro es el que toma las decisiones y ejerce las acciones. Los familiares y amigos de una persona que sufre de ataques de ansiedad o pánico deben cuidarse y protegerse. Recuerda que nadie puede ayudar a otro si no se ayuda primero a sí mismo.
   

No hay comentarios:

Publicar un comentario