viernes, 2 de marzo de 2012

¿Por qué un canapé?






Abreboca, aperitivo, dulce tentación que se come de un bocado y se sirve antes de… Esa es, sin duda, la primera imagen que nos viene a la mente al leer la palabra canapé. Sin embargo, no es su única connotación, y quizás descubramos, a través de este espacio, que no todo es lo que aparenta,  pues las palabras, al igual que la vida, tienen distintos significados.

No soy psicólogo ni pretendo serlo, no soy perfecta ¡gracias al universo!. Y, aunque al igual que cualquier mujer que se “jacte” de ser profesional, esposa, madre, hija, hermana y amiga, hago de todo un poco; enarbolo con orgullo mi capacidad de ejecutar multiplicidad de roles, a sabiendas de que en la mayoría de los casos tengo amplias posibilidades de equivocarme.

He sido coachee y coach, de ambos roles he obtenido inmensos aprendizajes. Del estudio he sacado conocimiento y de los errores la experiencia. Por eso, sin tapujos o miramientos, adoro cada una de las imperfecciones que me han ayudado a chocar contra la pared y dar un paso atrás para luego avanzar.

Muchas veces he sentido que estoy a un paso del diván, otras me ha tocado estar sobre él, de allí  que sienta una gran valoración por cada conversación y cada intercambio de ideas en el que es posible, al final del día, sacar una reflexión.

Busco afanosamente darle sentido a estas reflexiones. Creo que las relaciones nos dan más de lo que consumen y quizás, este es el principal motivo para crear “Momentos” para relatar, redactar y comunicar aquellos pensamientos, hechos y situaciones cotidianas, que nacen de la informalidad de una conversación llevada a cabo sobre un “canapé”, sofá, sillón, o estructura de metal cubierta y acolchada, en la que la vida se diluye entre palabras y vivencias.  





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