lunes, 3 de octubre de 2016

Inteligencia Interpersonal ¿la nueva competencia?

Las cartas están echadas y todo parece indicar que el World Economic Forum hace una apuesta importante por la Inteligencia Interpersonal como una competencia que será altamente valorada por los reclutadores hasta el 2025. Pero ¿tiene sentido esto en un mundo cada vez más tecnológico, digitalizado y cibernético? 
Definitivamente sí, porque los algoritmos han demostrado su capacidad de predecir y resolver casi todo, excepto la humanidad que caracteriza a las personas, y las nuevas generaciones lo intuyen, lo viven y lo experimentan.

El siglo XXI está signado por el cambio, producto de la sumatoria de nuevas tecnologías + volatilidad + globalización e incertidumbre. Así que para hacerle frente a esta nueva era, a la que algunos prefieren llamar "revolución de la inteligencia" se requieren habilidades personales e interpersonales para comunicar, percibir y conectar con otros.

Para el investigador Howard Gardner, la Inteligencia Interpersonal es sólo uno de los ocho tipos de inteligencias propuestos y validados en su modelo de Inteligencias Multiples, y es -indiscutiplemente- un complemento de las otras inteligencias.

Mientras que Daniel Goleman la califica como empatía, y afirma que la misma es necesaria para desarrollar lo que él llamó Inteligencia Emocional. Pero lo cierto es que ambas propuestas señalan, sin duda alguna, que por muy "mente brillante" que sea una persona, solo quienes logran conectar con otros pueden hacer frente al presente, con un desempeño superior y encarar el futuro con oportunidad de éxito.

Y aquí me permito tomar prestada una frase de Benito Rivero, director de RRHH de Pepsico Iberia que escuché en una conferencia: "Los líderes ni nacen ni se hacen, se sienten" y cuidado, porque igual se sienten para bien que para mal.

Pero ¿qué es la Inteligencia Interpersonal? Es lo que se conoce como empatía y es un tipo de inteligencia que nos permite "entender a los otros" desde la capacidad de manejar las relaciones, reconociendo las motivaciones, las razones y la emociones que hacen que las personas actúen como lo hacen. Y aquí surge la pregunta de siempre ¿Entonces, hay que estar de acuerdo en todo con los otros? Y la respuesta es un NO rotundo, pero eso no significa que debamos o tengamos que imponer nuestra forma de ver el mundo, simplemente gracias a la Inteligencia Interpersonal podemos comprender qué hace que el otro se comporte de la forma en que lo hace y desde allí generar la influencia.

Nuestro cerebro posee algo llamado neuroplasticidad, que es la capacidad de adaptarse y cambiar de acuerdo a nuestra conducta y experiencia, así que desarrollar la Inteligencia Interpersonal es posible, solo hay que practicarla.

Las nuevas generaciones están avanzando en esta materia, la Gen Z parece traerla de paquete y desde ya desarrolla mecanismos de concienciación mucho más efectivos que los nuestros, a través de la interacción en las redes sociales y la construcción de escenarios colaborativos.

Así que si no queremos quedarnos rezagados -y que conste que no hablo de tecnologías sino de relaciones humanas- más nos vale ponernos a trabajar con la gente, ayudar a las personas a superar problemas y a resolver problemas, no desde nuestra visión sino desde la de ellos. Estas son precisamente las capacidades que requiere el nuevo liderazgo, ese que pondrá el énfasis en nuestra capacidad de reconocer y responder a los sentimientos y las personalidades de los otros, para guiarlos y conducirlos.


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