jueves, 29 de diciembre de 2016

Ni un Calimero más

A muchos este nombre no les sonará, pero a otros estoy segura que sí.  En la época en que la TV era la reina de los hogares, no existía control remoto y las comiquitas en lengua española no tenía doblaje con acento neutro, los pequeños y no tan pequeños nos deleitábamos con la inocencia y dulzura del pollito Calimero, un animé creado en Italia, pero inmortalizado en España, que volvió célebre la frase "Es una injusticia".


Con el paso de los años, Calimero se convirtió en la imagen de las persona quejumbrosas, que se victimizaban ante las circunstancias de la vida, e incluso se popularizó el "Efecto Calimero", el cual hacía referencia a quienes clara y abiertamente se declaraban víctimas de las circunstancias. Pero como todo en la vida este concepto -más popular que científico- mutó, y ahora nos encontramos frente a una amplia gama de Calimeros a los que vale la pena reconocer, sobre todo si forman parte de nuestro sistema relacional o familiar. 
¿Pero, qué caracteriza a los "calimeros" de la nueva era?   

1) Los Calimeros Pasivos: son aquellos que conservan la visión inicial del concepto y le echan la culpa de todos sus males a las personas a su alrededor, pues nunca son responsables de lo que ocurre. Según ellos la culpa es de los políticos, de los corruptos, la sociedad, la iglesia, el internet... y tras un rato de escucharlos uno termina por preguntarse ¿Será que esta persona sabe que los políticos los elegimos nosotros, que los corruptos reciben los sobornos que nosotros les damos, que la iglesia somos nosotros y que nosotros podemos controlar, regular o limitar el acceso o uso que le damos al internet? La verdad pareciera que no, porque en los "Calimeros Pasivos" cuesta evidenciar la autoconciencia.

2) Los Calimeros Caraduras: Para entenderlos les pido que piensen en un embudo, porque así opera su sistema relacional.  Los "Calimeros Caradura" se merecen el lado amplio del embudo, mientras que el lado angosto es para los otros. Por tanto siempre piden favores, pero dan poco o nada a cambio, y cuando no se les complacen sus caprichos o satisfacen sus necesidades arranca la crítica y el chantaje emocional. Literalmente se aprovechan de los demás, aunque no siempre de manera consciente.

3) Los Calimeros IQ alto: Son perfectos o semi perfectos y nunca reconocen los méritos de los otros ni hablan positivamente de ellos.  Nada les complace ni es lo suficientemente bueno, creen que las personas que les rodean son -por naturaleza- incapaces, e intentan imponer su punto de vista y forma de vida a los demás. Se creen poseedores de la verdad y la razón. Normalmente poseen un IQ alto, lo cual -debo aclarar- no significa que sean inteligentes. Simplemente poseen destrezas cognitivas que utilizan para criticar o generar respuestas para todo o casi todo. Se imponen a través de la humillación, la supremacía del poder o el irrespeto. Retan, prueban y castigan. Y en el fondo solo esconden su indefensión, inseguridades, ansiedad y temores.

Cuando estamos delante de estos "Calimeros" lo primero es NO otorgarles el poder de hacernos caer en su juego. Nosotros decidimos si jugamos o no. Si se trata de un familiar, de un colega o incluso de un superior, es preciso entender que existe una distancia muy grande entre una crítica constructiva y una que nos afecta emocionalmente. 

Un feedback correctivo jamás debe sustentarse en una opinión. El mismo se realiza desde la descripción de un hecho concreto y el análisis de las causas y consecuencias de lo observado.

A los "Calimeros" se les desarticula desde la asertividad, desde la defensa del derecho que tenemos a equivocarnos y a vivir nuestras propias experiencias, a elegir nuestras amistades, nuestras querencias y, por supuesto, a evitar que nos manipulen.

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